Puedes tener todo calculado y creer que las piezas del juego estan bien puestas y no se moverán, para qué, porque cómo, porque cuándo, ¡si así lo planifiqué!.
¡Qué raro es que se muevan las piezas! ¿Y qué hago? Armo otro tablero con piezas nuevas, no, mejor muevo todas las piezas que tenia en el tablero y las reubico, no no, mejor dejo las piezas tal como estan e intento incluir las que se movieron de otra forma, no, mal, mejor me deshago de algunas piezas.. quizás por eso las cosas no salieron como lo planifiqué; pero qué digo, no me puedo quedar con menos piezas..es desventaja. Es raro cuando esperas que todo salga como lo habías planeado y ¡PUM! tus pupilas se dilatan, el corazón late fuerte y viene este sentimiento extraño en el estómago.. ese sentimiento de cuando pasa algo que no estaba en el tablero; ya sabes, en la prueba no te fue como esperabas, esa amiga no era tan amiga, cambiaste de opinión, ahora quieres vivir en otro lugar, extrañas a alguien a quien no debías extrañar, o tienes otra carrera en mente, o peor.. no tienes ninguna, o eres más feliz de lo que pensabas que ibas a ser este año, o te olvidas de lo más importante que tenías que hacer en un día como hoy, o empiezas a sentir algo por esa persona que nunca pensaste que ibas a sentir algo, porque quizás creíste que no eras para él, que no lo harías felíz, que se yo.. bueno, algo sé. El camino se desvía, no es el recorrido que tenías planeado, el itinerario ahora es otro y no fuiste tú quien lo cambió, ¡un factor externo desdibujó el mapa! Ahora es un anti-recorrido.. no está en un mapa, no está en tus planes, no está en un folleto que te dice qué hacer y las consecuencias de lo que harás, no está ni si quiera en un anuncio de publicidad, ¡simplemente no está ni en tu mente!
¿Y qué hago ahora? El tablero sigue ahí, algo modificado porque claro, las piezas se movieron, ya no está todo bajo mi control, lo está casi todo. Creo que sólo hay una cosa que está bajo mi control y que puedo hacer... Mejor tomo las piezas una por una, tal como las puse minuciosamente cuando armé el juego, las pongo sobre mi mano izquierda (no importa si chocan entre ellas), levanto el tablero (con cuidado también, no lo quiero romper) con mi mano derecha, y finalmente los lanzo al viento. Que él se encargue de ellos, mejor dejo de armar juegos y me dedico a vivir.
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