Julio Cortázar, Rayuela.
"PERO EL MUNDO SOLO CAMINA HACIA ADELANTE Y NO AVANZAMOS SI NO DEJAMOS MUCHAS COSAS ATRÁS"
martes, 20 de diciembre de 2011
martes, 29 de noviembre de 2011
Conmigo.
Jamás pensé que la soledad traería tanto con ella: lloré, crecí, reí, conocí y aprendí.
Es ahora cuando miro a mi alrededor y veo que todo está bien, que al fin y al cabo, siempre se está mejor. No importa por lo que pases, porque si pasa es porque tiene que pasar, porque es necesario para que el día de mañana sonrías, y sonrías mejor.
Aprendí a valorar el estar sola en un mundo nuevo, no hay nada como tener tu espacio para crecer desde adentro. Resultó que rodeada de desconocidos es cuando más me conocí, adaptarme (y con todo lo que conlleva) fue la antesala del gusto dulce de hoy, y el tiempo pasó volando y me llevó con él.
Me pareció que la soledad es buena cuando no se juzga ni se pregunta por qué, sino para qué.
Es ahora cuando miro a mi alrededor y veo que todo está bien, que al fin y al cabo, siempre se está mejor. No importa por lo que pases, porque si pasa es porque tiene que pasar, porque es necesario para que el día de mañana sonrías, y sonrías mejor.
Aprendí a valorar el estar sola en un mundo nuevo, no hay nada como tener tu espacio para crecer desde adentro. Resultó que rodeada de desconocidos es cuando más me conocí, adaptarme (y con todo lo que conlleva) fue la antesala del gusto dulce de hoy, y el tiempo pasó volando y me llevó con él.
Me pareció que la soledad es buena cuando no se juzga ni se pregunta por qué, sino para qué.
martes, 18 de octubre de 2011
Flor y Cronopio (Julio Cortázar)
Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos. Primero la va a arrancar, pero piensa que es una crueldad inútil y se pone de rodillas a su lado y juega alegremente con la flor, a saber: le acaricia los pétalos, la sopla para que baile, zumba como una abeja, huele su perfume, y finalmente se acuesta debajo de la flor y se duerme envuelto en una gran paz.
La flor piensa: «Es como una flor.»
miércoles, 7 de septiembre de 2011
dolor.
El dolor es un mal necesario, nos mueve, avisa cuando algo anda mal y es hora de arreglarlo, sin él no conoceríamos la felicidad ni tampoco aprenderíamos de la vida. Prefiero no darle la espalda y mirarlo de frente. Tal como escuché por ahí... "si duele será porque tiene que doler".
martes, 6 de septiembre de 2011
es hoy.
Hoy una gran amiga me dijo algo que llegó para quedarse: "la vida es una y es tuya". He pasado toda mi vida planificándola. No recuerdo bien cuándo empezó este afán por tratar de ser un pequeño Dios, pero creo que empieza cuando me preguntan: "¿qué quieres ser cuando grande? Creo que fue ahí cuando la vivencia despreocupada se tornó en la búsqueda de una meta, con el estrés por supuesto que esto conlleva. Desde entonces cada etapa de mi vida ha ido aportando ideas a esa meta, las mejores notas en el colegio eran indicadores casi infalibles del éxito, la opinión de los demás siempre tenía un espacio, la idea de qué estudiar siempre fue una sola en mi cabeza y las expectativas iban creciendo. Te imaginas toda una vida donde cumples esa meta, consigues trabajo, formas una familia, tienes bienestar económico, tus padres están orgullosos de ti y los demás también notan tu éxito.
Todo va bien hasta que en el camino me tropiezo, me desilusiono, me vuelvo a parar, me equivoco, me falta el tiempo, no me esfuerzo lo suficiente, me desvío o simplemente tomo las decisiones que consideré oportunas para mí en ese momento y no las que tenía planificadas hace un tiempo atrás.
Fue un golpe duro, me di cuenta que planifico mi futuro constantemente, pocas veces pienso en el ahora y lo siento, siempre mi mente está concentrada en el porvenir, en cómo haré tal cosa o cómo saldrá, esperando aprobación de los demás frente a mis propias decisiones, preocupada de que todo salga como lo pensé, si me equivoco tambalea todo y si lo logro sigo planificando la vida entera. Pero, ¿quién dijo que habrá un futuro? ¿quién me asegura que viviré para mañana? He pasado cada día de mi vida pensando en el después, en el futuro, en la vejez, en que tengo que planificar bien ahora para vivir mejor más adelante. La cosa es que ahora es cuando estoy respirando, sintiendo, mirando, viviendo. Tengo la idea de que la muerte es cuento de vejez y de enfermedades terminales, pero en verdad muero cada día un poco más, envejezco todos los días y la vida es eso que me está pasando ahora mientras la muerte está también ahí. Creo que simplemente perdí el gusto por vivir el presente lo más que se pueda (porque inconscientemente la voz en la cabeza pareciera seguir planificando por sí sola), debería dedicar más tiempo a lo que me hace sentir bien hoy, a disfrutar cuando sale el sol, a reír más, a mirar el sol entre los árboles, a escuchar mi música favorita, a sentir cada momento y hacerme parte de él.
Hoy me di cuenta que después de todo no es un título, un buen trabajo, aprobación, plata o hijos lo que busco si eso me llevará a no vivir el hoy, a depender de la meta y a olvidar quién soy y para qué estoy aquí. Si me preguntaran nuevamente qué quiero ser cuando grande, respondería: "yo misma".
Todo va bien hasta que en el camino me tropiezo, me desilusiono, me vuelvo a parar, me equivoco, me falta el tiempo, no me esfuerzo lo suficiente, me desvío o simplemente tomo las decisiones que consideré oportunas para mí en ese momento y no las que tenía planificadas hace un tiempo atrás.
Fue un golpe duro, me di cuenta que planifico mi futuro constantemente, pocas veces pienso en el ahora y lo siento, siempre mi mente está concentrada en el porvenir, en cómo haré tal cosa o cómo saldrá, esperando aprobación de los demás frente a mis propias decisiones, preocupada de que todo salga como lo pensé, si me equivoco tambalea todo y si lo logro sigo planificando la vida entera. Pero, ¿quién dijo que habrá un futuro? ¿quién me asegura que viviré para mañana? He pasado cada día de mi vida pensando en el después, en el futuro, en la vejez, en que tengo que planificar bien ahora para vivir mejor más adelante. La cosa es que ahora es cuando estoy respirando, sintiendo, mirando, viviendo. Tengo la idea de que la muerte es cuento de vejez y de enfermedades terminales, pero en verdad muero cada día un poco más, envejezco todos los días y la vida es eso que me está pasando ahora mientras la muerte está también ahí. Creo que simplemente perdí el gusto por vivir el presente lo más que se pueda (porque inconscientemente la voz en la cabeza pareciera seguir planificando por sí sola), debería dedicar más tiempo a lo que me hace sentir bien hoy, a disfrutar cuando sale el sol, a reír más, a mirar el sol entre los árboles, a escuchar mi música favorita, a sentir cada momento y hacerme parte de él.
Hoy me di cuenta que después de todo no es un título, un buen trabajo, aprobación, plata o hijos lo que busco si eso me llevará a no vivir el hoy, a depender de la meta y a olvidar quién soy y para qué estoy aquí. Si me preguntaran nuevamente qué quiero ser cuando grande, respondería: "yo misma".
martes, 16 de agosto de 2011
el mar y yo.
Así se ve todo desde acá. Nado día y noche y aun no llego a la superficie. ¿Será que nado en sentido contrario? Desde afuera la profundidad del mar parece ser tan poca, pero desde adentro se hace inmensa, imposible de recorrer y de comprender. Siempre hay algo nuevo, a veces pienso que he visto casi todo, cuando en verdad no he visto mucho. Se hace interesante recorrer estos lugares, no hay direcciones ni voces atrofiantes. El mar y yo.
La verdad es que no sé qué tan profundo está aquí abajo, el azul es intenso y oscuro. De vez en cuando veo a otros pasar, nadando abiertamente, sumidos en la curiosidad. Aun queda tanta vastedad, y yo aquí, en medio de la nada, sin saber dónde apoyar los pies, por mientras los agito para no hundirme.
Ya van meses aquí adentro, a veces calma, a veces agota. Pero yo decidí zambullirme y entrar, dejarme llevar por las corrientes submarinas y convivir con peces desconocidos y pequeños, quizás pronto me haga pequeñita también y nade con ellos; o quizás un rayo de Sol penetre hasta acá y se haga más fácil subir. Una vez en la superficie, espero poder flotar sin importar lo demás allá afuera, sólo el mar y yo. Mi mar y yo.
La verdad es que no sé qué tan profundo está aquí abajo, el azul es intenso y oscuro. De vez en cuando veo a otros pasar, nadando abiertamente, sumidos en la curiosidad. Aun queda tanta vastedad, y yo aquí, en medio de la nada, sin saber dónde apoyar los pies, por mientras los agito para no hundirme.
Ya van meses aquí adentro, a veces calma, a veces agota. Pero yo decidí zambullirme y entrar, dejarme llevar por las corrientes submarinas y convivir con peces desconocidos y pequeños, quizás pronto me haga pequeñita también y nade con ellos; o quizás un rayo de Sol penetre hasta acá y se haga más fácil subir. Una vez en la superficie, espero poder flotar sin importar lo demás allá afuera, sólo el mar y yo. Mi mar y yo.
martes, 21 de junio de 2011
¿qué traes?.
Tengo ganas de saber si soñé y volé alto o si lo respiro de verdad. Tu frío me hace acoger los más cálidos momentos dentro de mi conciencia ya no tan pálida, algo más cálida que ayer y menos completa que mañana. En tus brazos abrí los ojos y vi que no estaba errada, el camino sigue a mis pies, desafiante y liberador. Me das tiempo para abrigar el alma y mirar en su interior. Que los días sean sensatos, que los momentos se entumezcan y empapen de tu energía, que los sentidos nunca dejen de sentir y mi alma no se congele, que es momento de aprender y seguir. Tu estación es la más fría, pero ¿acaso no es en el hielo donde más me enriquezco? En el próximo invierno saborearé lo vivido en éste, veré por mi ventana cómo caes lentamente, y una vez más te preguntaré qué traes.
lunes, 16 de mayo de 2011
.métamorphose
¿Cómo se puede ser alguien y no serlo al mismo tiempo? Dos viven dentro de uno, y un cuerpo para dos caminos no es suficiente. Lo dividido nunca va bien. Un pueblo dividido nunca funciona bien, un televisor en pedazos no sirve, un árbol en tres partes ya no es un árbol, un espejo en trizas ya es chatarra, y una persona en trizas también lo es. Creo que descubrí lo que estoy esperando: la metamorfosis. Pensé que al cambiar de aire iba a cambiar el “switch” también, pero no, el modo “stand by” está encendido y es tiempo de desactivarlo, es hora de mirar con otros lentes, con los que quiero mirar. Falta la transformación en uno, cuando tu mente está vulnerable y no sabes qué hacer y cómo ser, podrías ser cualquiera. Cuando te encargas de tu situación y tus manos están en el volante puedes ser quien tú quieras.
Cuesta tomar el control de nuestra propia vida, son muchos los factores por manejar, pero cuando pasa ocurre exactamente lo esperado, aunque quizás no de la forma precisa. De todas formas, recibimos lo que necesitábamos y quedamos satisfechos, tranquilos y felices. Es como si se hubiese llegado a la meta. ¿Y cómo llegar? ¿Cómo controlo los factores? Los hay de dos tipos: los internos y los externos. Los externos no dependen de mí, es el mundo que me rodea y su infinita posibilidad de abordarme como quiera. Los internos son un caos, pero al menos son míos. Aquí parto y aquí termino. Es el punto de partida y la meta. El vehículo: la fuerza interior.
Cuando pienso que todo va mal es porque realmente lo está, pero no tiene porqué quedarse así. No se va a quedar así. Después de pensar semanas parada frente a mí me doy cuenta de que aquí estoy, esperando volver a mi interior. Tomar el control de mi misma para poder influir en lo demás. Conocerme lo suficiente yo primero para luego responder al exterior. Así que esta vez se trata de eso, muchos caminos en mi interior, mucho desastre y múltiples posibilidades. Pero si sigo así no llegaré a ninguna parte, no valdrá la pena seguir. Es hora de la metamorfosis, ser una sola y ser la mejor de todas las que hay en mí. Podría seguir siendo un rompecabezas, pero no me quiero desarmar.
Seguir adelante. En el día a día de la guerra interior las horas pasan y me miran fijo. ¿Qué esperas? La calma, pero tengo que salir a buscarla. Es ahí cuando la fuerza interior es más fuerte que el campo de minas. Puede ser toda una tortura seguir así, en el vaivén de los pensamientos encontrados, en los ojos opacos y la piel descolorida; y no es mi ideal vivir así, no hay lugar.
Este tiempo ha sido duro y poco sensato, pero te vas dando cuenta de que lo que no ha llegado, lo que no ha pasado es porque aún no tiene que pasar; y lo que está pasando es la herramienta que debes tomar. Así que ésta es mi forma de ver la realidad, estos son mis lentes y hoy combinan con mi ropa. Es necesario pasar por lo difícil e incomprensible, para luego llegar a lo comprensible y confortable. De todos modos, mientras más caótico e insufrible sea el principio más placentero es el final, se saborea y se disfruta mejor porque se valora el dolor.
La transformación va ocurriendo y se toma un poco de cada una, cada parte rota aporta a la unidad del alma, la fuerza interior la sella y repara. Comienzas desde un yo en pedazos para llegar a un yo en uno. Ahora el mundo no está tan cerrado, ves los caminos y te das la libertad de elegir, el exterior ya no parece tan hostil y amenazador, y el interior es seguro. Ve y pon un pie afuera, respira profundo y mira hacia el Sol.
Desde el momento en que emprendí el viaje he estado esperando ese momento. Llega cuando menos lo esperas, y claro, siempre tarda.
viernes, 1 de abril de 2011
"desgarrar"
Éste es un regalo que escribió Camilo Tabilo, un buen nuevo amigo.
"Desgarrar", por Camilo Tabilo.
Una vez más, se humedeció los labios, como si pudiera saborear a la persona que tenía delante, lamiendo uno por uno cada átomo de aire que la envolvía, aunque en realidad su sabor no le importaba en lo más mínimo. Ni siquiera su olor, su tacto, el calor que desprendía; ni la sensación de sentirse seguro entre sus brazos, ni aquella mirada penetrante y oscura, que con tanta osadía y seguridad en sí misma dirigía hacia él.
Nada. Ni el peso de su cuerpo, ni las caricias de sus manos, ni ver su sonrisa alegre y cómplice. ¿Qué le importaban a él todas aquellas cosas? Es más, su físico, la parte material de aquella chica, le molestaba bastante. Eran puro estorbo.
A veces le daban ganas de desgarrar aquel cuerpo a zarpazos, escarbar en su carne en busca de un tesoro mucho más valioso, una droga más placentera, el único motivo por el que seguía enfrente de ella? Ni siquiera sabía cómo llamarlo, pero era algo terriblemente concreto; ¿Alma, quizás? ¿Espíritu? ¿O mente? No sabía cuál se ajustaba mejor, o si alguno valía en realidad. Lo que él ansiaba era el origen de todas aquellas palabras que la boca de ella paría con cada aliento, la raíz de todos sus impulsos, emociones y reacciones. Ese destello breve y minúsculo que viaja entre neurona y neurona, iluminando la vida contenida en un cuerpo indudablemente atractivo, sí, pero hecho con un material que tendía con asombrosa facilidad a la putrefacción y el deterioro general y progresivo.
No. Él no quería un cuerpo (en aquel mundo superpoblado había varios miles de millones, por un precio más o menos alto). Él la quería a ¿ella?, lo único que en realidad la diferenciaba de otras . Él quería la más pura esencia de ese personaje, la más concentrada expresión de su personalidad, lo más abstracto... Aunque para ello tuviera que acarrear con varias decenas de kilos de tejidos blandos, órganos sangrientos y fluidos pestilentes.
"Desgarrar", por Camilo Tabilo.
Una vez más, se humedeció los labios, como si pudiera saborear a la persona que tenía delante, lamiendo uno por uno cada átomo de aire que la envolvía, aunque en realidad su sabor no le importaba en lo más mínimo. Ni siquiera su olor, su tacto, el calor que desprendía; ni la sensación de sentirse seguro entre sus brazos, ni aquella mirada penetrante y oscura, que con tanta osadía y seguridad en sí misma dirigía hacia él.
Nada. Ni el peso de su cuerpo, ni las caricias de sus manos, ni ver su sonrisa alegre y cómplice. ¿Qué le importaban a él todas aquellas cosas? Es más, su físico, la parte material de aquella chica, le molestaba bastante. Eran puro estorbo.
A veces le daban ganas de desgarrar aquel cuerpo a zarpazos, escarbar en su carne en busca de un tesoro mucho más valioso, una droga más placentera, el único motivo por el que seguía enfrente de ella? Ni siquiera sabía cómo llamarlo, pero era algo terriblemente concreto; ¿Alma, quizás? ¿Espíritu? ¿O mente? No sabía cuál se ajustaba mejor, o si alguno valía en realidad. Lo que él ansiaba era el origen de todas aquellas palabras que la boca de ella paría con cada aliento, la raíz de todos sus impulsos, emociones y reacciones. Ese destello breve y minúsculo que viaja entre neurona y neurona, iluminando la vida contenida en un cuerpo indudablemente atractivo, sí, pero hecho con un material que tendía con asombrosa facilidad a la putrefacción y el deterioro general y progresivo.
No. Él no quería un cuerpo (en aquel mundo superpoblado había varios miles de millones, por un precio más o menos alto). Él la quería a ¿ella?, lo único que en realidad la diferenciaba de otras . Él quería la más pura esencia de ese personaje, la más concentrada expresión de su personalidad, lo más abstracto... Aunque para ello tuviera que acarrear con varias decenas de kilos de tejidos blandos, órganos sangrientos y fluidos pestilentes.
jueves, 31 de marzo de 2011
...
En realidad su semblante no delataba nada, pues no dejaba ver otra
expresión que la tristeza de los ojos.
Isaac Azimov, El Hombre Bicentenario.
expresión que la tristeza de los ojos.
Isaac Azimov, El Hombre Bicentenario.
domingo, 30 de enero de 2011
sábado, 8 de enero de 2011
jueves, 6 de enero de 2011
.querer
El aire iba y venía como si su voz estuviera acostumbrada al ir y venir de los vientos. Las estrellas habrían matado por encontrarse en el vaivén constante. El Sol hubiese muerto por ser el aire y no él. El aire no decía nada, no comprendía el querer de los astros.
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