Éste es un regalo que escribió Camilo Tabilo, un buen nuevo amigo.
"Desgarrar", por Camilo Tabilo.
Una vez más, se humedeció los labios, como si pudiera saborear a la persona que tenía delante, lamiendo uno por uno cada átomo de aire que la envolvía, aunque en realidad su sabor no le importaba en lo más mínimo. Ni siquiera su olor, su tacto, el calor que desprendía; ni la sensación de sentirse seguro entre sus brazos, ni aquella mirada penetrante y oscura, que con tanta osadía y seguridad en sí misma dirigía hacia él.
Nada. Ni el peso de su cuerpo, ni las caricias de sus manos, ni ver su sonrisa alegre y cómplice. ¿Qué le importaban a él todas aquellas cosas? Es más, su físico, la parte material de aquella chica, le molestaba bastante. Eran puro estorbo.
A veces le daban ganas de desgarrar aquel cuerpo a zarpazos, escarbar en su carne en busca de un tesoro mucho más valioso, una droga más placentera, el único motivo por el que seguía enfrente de ella? Ni siquiera sabía cómo llamarlo, pero era algo terriblemente concreto; ¿Alma, quizás? ¿Espíritu? ¿O mente? No sabía cuál se ajustaba mejor, o si alguno valía en realidad. Lo que él ansiaba era el origen de todas aquellas palabras que la boca de ella paría con cada aliento, la raíz de todos sus impulsos, emociones y reacciones. Ese destello breve y minúsculo que viaja entre neurona y neurona, iluminando la vida contenida en un cuerpo indudablemente atractivo, sí, pero hecho con un material que tendía con asombrosa facilidad a la putrefacción y el deterioro general y progresivo.
No. Él no quería un cuerpo (en aquel mundo superpoblado había varios miles de millones, por un precio más o menos alto). Él la quería a ¿ella?, lo único que en realidad la diferenciaba de otras . Él quería la más pura esencia de ese personaje, la más concentrada expresión de su personalidad, lo más abstracto... Aunque para ello tuviera que acarrear con varias decenas de kilos de tejidos blandos, órganos sangrientos y fluidos pestilentes.
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